viernes, 28 de diciembre de 2012

¿Y qué si no me gusta la Nochevieja?


Se aproxima la noche del año que menos me gusta. Desde que era pequeña a medida que se acercaba esta noche me invadía la melancolía (revisiones de las películas más taquilleras, top ten de los discos más vendidos, preparativos estilísticos y estéticos para la gran noche, efecto 2000, etc.).


Las uvas, las felicitaciones posteriores a éstas, los sms estereotipados y todas las convenciones sociales asociadas al cambio de fecha, junto con los cotillones y las galas de la tele invariablemente protagonizadas por artistas españoles de dudosa calidad sólo acentúan más la sensación y acaban por deprimirme. Y el hecho de no tener ningún plan especial ni nadie especial con quien pasar esa noche cada vez se me hace más cuesta arriba.



El año pasado, la persona con la que me hubiera gustado recibir el nuevo año, decidió que no era digna de compartir esa noche -por lo demás una noche cualquiera- con él y, excusas aparte, prefirió estar solo. El lastre acumulado hizo que, lejos de minimizar la situación, maximizara la importancia de despedir el año con él y acabara por decirle adiós.



Abrumada por las emociones me prometí a mí misma que la Nochevieja de 2012 sería -aunque sólo fuera por contraste- mucho mejor. Si lo es o no aún está por ver (de momento no hay plan especial, no hay amigas/os con quienes planear algo especial ni tampoco ganas de intentar convertir en especial el plan de todos los años). Definitivamente, y después de dos rupturas y unos cuantos amigos en el limbo, 2012 no ha sido un buen año.



Y estos días, ante el avance inexorable de la peor noche del año, me he dado cuenta de que la Nochevieja forma parte para mí de una larga lista de cosas que nunca he hecho y que me hubiera gustado hacer =)



1) Hacer algo especial en Nochevieja
2) Ir de campamento
3) Aprender inglés en Reino Unido, en verano
4) Ir a Londres a trabajar de lo que sea (y a divertirse, que no todo es aprender inglés)
5) Tener una pandilla (en algún momento la tuve, pero duró poco)
6) Conducir
7) Esquiar
8) Hacer el Interrail
9) Tener pareja, sin dudas sobre qué se es o qué no se es
10) Ir a una boda y divertirme (otra de las cosas que odio son las bodas, por eso siempre me escaqueo).

Veremos qué nos depara esta Nochevieja y el año al que nos conduce... De entrada, y si pudiera pedir, esta sería mi lista =)

1) Montones de baños en la playa
2) Potenciar mi creatividad y crear, crear y crear
3) Empezar a escribir un libro
4) Hacer nuevas/os amigas/os y generar oportunidades de vivir experiencias interesantes (quiero divertirme, reírme mucho y viajarrrrrrrrrr)
5) Dejar de (re)mascar las culpas, en particular, y los pensamientos negativos, en general
6) Vivir sin estrés, disfrutando de cada momento
7) Conducir, conducir y después... conducir aún más lejos
8) Vivir momentos de calidad en familia, en lugar de estar siempre preocupada por la cantidad
9) Leer cuantos libros interesantes caigan en mis manos y cuantas pelis interesantes entren en mi DVD (que tendré que arreglar, por cierto) y si alguno no llega a mí... salir en su búsqueda
10) Sentirme a gusto conmigo misma, quererme y aceptarme y, si no puede ser, que los momentos buenos sean sustancialmente más que los malos.

En definitiva... ser feliz, que ya es hora :-)))


Feliz Nochevieja ;-)

martes, 6 de noviembre de 2012

Cosas que quiero a hacer esta semana:

1) Terminar un libro que tengo pendiente desde hace un par de años

2) Nadar, nadar y nadar



3) Magdalenas de castañas


4) Unos mitones calentitos (winter is coming!)

5) Ordenar papeles

¡Buena semana!

lunes, 23 de abril de 2012

¿Por qué lo llaman muffin cuando quieren decir magdalena?


" […] un de ces gâteaux courts et dodus appelés Petites Madeleines qui semblaient avoir été moulées dans la valve rainurée d’une coquille de Saint-Jacques." En busca del tiempo perdido. Marcel Proust.

LA MADALENA, UN POSTRE DE REYES

En 1755, Estanislao I Leszczynski, suegro del rey Luis XV de Francia y ex-rey electo de Polonia, duque de Lorena y de Bar, ofrece una cena de gala en su castillo de Commercy. (Lorena, Francia). Durante el banquete, un criado se acerca al duque de Lorena y le da parte sobre un incidente producido en las cocinas del castillo: una riña entre el intendente y el cocinero. Enfadado, éste último ha abandonado la cocinas llevándose los postres.
Para salvar la cena, una joven sirvienta llamada Madeleine Paulmier propone hacer una receta de un bizcocho de su abuela. 
 
Los invitados del duque son conquistados por ese pastel de forma peculiar. Aliviado, Estanislao I requiere el nombre de la autora y bautiza el postre con el nombre de pila de la muchacha que hizo que Commercy adquiriera renombre. 

La madalena del siglo XVIII era 4 veces más grande que las pequeñas madalenas de nuestros días y tenía forma de concha.